Desde las alturas

Recuerdo la primera vez que los vi. Eran sólo dos y ya tenían las ganas y la calidad. A partir de ahí, Siloé han ido colándose en los primeros puestos de mis bandas favoritas a la par que crecían en calidad y en número de miembros. Ahora son tres: Fito, Xavi y Jaco. Su cuidada sonoridad mezclada con unas letras que dicen mucho y tanto llegan, aunado a un directo potente y participativo, son las razones para que este grupo haya crecido tanto en tan poco. Todo eso fue lo que vivimos este viernes en la Sala Tren, en Granada. El “Sold out” es la mejor explicación de las ganas que tienen los seguidores de Siloé, porque nunca defraudan, porque no dejan indiferentes, porque quieren repetir. Vimos desde arriba, desde las alturas, como desgranaron su último disco, “Santa Trinidad”, sin dejar un solo tema por tocar, entremezclándolos con temas de discos anteriores, sabiendo construir con maestría una historia, un espectáculo intenso e inolvidable, a caballo entre los dos escenarios. Jaco imprimió potencia con la batería, dirigiendo con maestría los ritmos, rockeros mas que poperos, a los que acompañaron las guitarras de Xavi y Fito, cada una a lo suyo pero ambas a lo mismo. Sonido limpio, gustoso, sin un ápice de desentono, sirviendo de alfombra a la voz de Fito, que con nitidez y claridad, regala unas letras magistrales, sensibles y preciosas. Música bailable que nos hizo sudar y no dejar de cantar en todo el concierto. Desde allí, desde las alturas, vimos encumbrarse, más si cabe, a esta banda Vallisoletana.

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Prometo no olvidar

Aún no éramos cuñados y ya nos conocíamos. La mejor amiga de mi hermano, compinche de sus fiestas, compañera de noches y de días inolvidables, de días y de noches eternas, así, hasta que el cuerpo aguantaba; su mejor cómplice, el apoyo necesario, amante secreta aunque fuera un secreto a voces. Supongo que estabais destinados a terminar juntos. Porque ya era de la familia antes de que fuera tu pareja. Ahora vivís juntos, compartís vida, tenéis dos hijos maravillosos, Javi y Mario, que os siguen haciendo las noches eternas y los días inolvidables. Haces malabares para sostener cada 6 días a los 2 en pie, encajando trabajo y casa para que siempre huela a hogar. Éramos amigos antes de ser cuñados. Guardaba confesiones y secretos, daba cobijo cuando todavía no había casa, y la mía siempre fue y será la tuya, la vuestra. Porque eso tiene la familia, que lo es por siempre. Hace tiempo que tienes dos: la de sangre y la política, y ambas te quieren. Porque te haces querer. Te recuerdo siempre sonriente, siempre inventando. Nadie como tú para organizar fiestas, y aunque esta lleve tu nombre implícito, no la has organizado tú, pero esperamos que esté a la altura y no que dejes de sonreír. Tengo muchos recuerdos tuyos. La mayoría buenos, solo unos pocos no tan buenos.La culpa pesa y el odio y el rencor aún más. No podemos cambiar el pasado pero si nuestro presente. Así que recordaré siempre lo ocurrido. No por afán de revancha, ni por rencor, sino para no volver a repetirlo. En mi corazón estás siempre, arropada por las cosas que hemos vivido juntos, buenas y malas. Por eso, en tu 40 cumpleaños, “prometo no olvidar”…

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Como los grandes

Descendieron a la Planta Baja para encumbrarse en Granada.

Nos cerraron La Oficina y tuvimos que improvisar. Llegamos a cuentagotas a un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, al que no regresaremos, y rozando la hora, aterrizamos para disfrutar del concierto. Primera fila para ver a unos Neverland Bari, de los que esperábamos mucho, y el mucho se quedó corto. Tres guitarras, un bajo, un batería y un sonido limpio, claro, encajado a la perfección. Las guitarras muy guitarras, agitando las letras de sus canciones, hablando cuando la voz se callaba, y acompañando cuando la voz cantaba, siguiendo el ritmo de una batería que no decaía ni desfallecía, y todo unido por un bajo que marcaba los ecos de sus acordes, sin florituras. Ensamblaje perfecto, para unos temas que ya casi nos sabíamos de memoria. El cantante levantó al público, haciéndonos participar en más de una canción, coreando estribillos y jugando con las letras de algunos de sus temas. Sonido atmosférico, con tintes distorsionados, que nos recordaron a Supersubmarina. Más aún, en la voz de su cantante, que en algunos de sus tonos, bien podría pasar por El Chino. Y así, con sus melodías enérgicas, con sus buenas letras y su directo currado, esta banda emergente, se comportó como las grandes. Por eso se bajaron del escenario, más cerca de conseguirlo.

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