Que merezca la pena

Desplazamiento de sur a norte, entrelazando festival con gastronomía, unidos por un hilo conductor: nosotros. Nos recibió la ciudad con el nombre más bonito de este país, catedral en mano, dando la bienvenida a unos Pellejeros que no cejan en su empeño de dejar su huella por los rincones de este mundo, con una máxima constante: subir más alto, llegar más lejos, pero siempre juntos, porque juntos, vamos a comernos todo. Viaje sin camino, con destino cierto, para unas fieras ávidas de aventuras, de descubrimientos, de compartir, de sentir. Inventamos todo el año la forma de ser felices no dejando nada al azar, soñando con los pies lejos del suelo, imaginando mundos paralelos, lejos de todos, tan cerca de nosotros. Brillamos, si, en este inmenso universo, aunque no lo creáis, aunque no podáis verlo. Tan insignificantes y tan importantes a la vez. Ese oxímoron difícil de explicar, aún más de entender, pero tan bello, que solo nosotros comprendemos. Tercera vez que nombro la unidad: nosotros. Cuarta ya, y es que nosotros es la palabra que une todo. Porque a vuestro lado, a nuestro lado, cualquier plan cobra vida, cualquier viaje merece la pena. Todas y cada una de las escapadas vividas, todos y cada uno de los viajes realizados, todo el tiempo a vuestro lado, es el un tesoro de incalculable valor. Pero lo verdaderamente importante, es que sois vosotros, somos nosotros, los que hacemos que este viaje tan maravilloso que es la vida, merezca la pena.

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La playlist

Volamos dirección Santiago de Compostela, un poquito más cerca de ti. Imagino que desde ahí arriba todo se ve más pequeño, con mejor perspectiva pero ahora ya nada importa.

Hace poco más de un año que la enfermedad te alcanzó. Has bregado contra ella todo este tiempo, con la ilusión por delante, pero no pudiste derrotarla. Vino la muerte a buscarte y a pesar de tanto “no”, te ha llevado de su brazo. Demasiado pronto, demasiado rápido, demasiado todo. Quedamos aquí los vivos, recordándote, a ti y tus recuerdos.

Roma no es la misma sin ti. Ha quedado tan huérfana de tu sonrisa como nosotros, y en Galicia, a dónde me dirijo, conociste a la que hoy es nuestra amiga. Tú nos uniste y ese lazo es ya indisoluble.

Sigo durmiendo junto a tu atrapa sueños que reposa en la mesita que pega a la ventana, iluminando los días, protegiendo las noches, tratando de amarrar los sueños a la realidad y que no se pierdan en el olvido. Ahora formas parte de ellos. Te recuerdo con una sonrisa en la boca, con lágrimas en los ojos y la incredulidad de saber que nunca volveremos a vernos. No, la vida no es justa, y en algunos casos, la muerte tampoco.

Se quedó en el tintero tu regalo de cumpleaños, envuelto, sin entregar; la cena en el restaurante que tú debías elegir. Jamás sabré a cuál querías ir. Y quedó incompleta una playlist que fuimos ampliando desde que todo empezó, con la esperanza de seguir agrandándola lo máximo posible. Hace muchos días que ya no suena…

Pd: Para Patricia.

DP

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