Señores diputados. Señoras diputadas. Vuelven a convocar elecciones a unos meses vista, tras ser incapaces de llegar a un consenso alrededor de los presupuestos generales del Estado.
Unos por su afán de recuperar el poder perdido a toda costa, entrando en ese terreno pantanoso “del todo vale». Intentan enredar, crispar, llamar a una lucha dialéctica que a veces excede el decoro y sobre todo el buen gusto, rayando el insulto y, en cada vez más ocasiones, la mentira. Se agarran al patriotismo, como si su concepción de él, fuera la única válida, y todas las demás carecieran de valor. Ahí radica su error. La visión del Estado y de la vida a través de sus ideas, no son las únicas y mucho menos las mejores.
Los otros, tratando de poner paz en una discusión territorial, en la que tal vez, necesitaría un poco menos de mano izquierda y mas poner a cada uno en su sitio, a través claro está, de la legalidad que nos ampara a todos. Quiero pensar, que no han querido usar esos propuestos como moneda de cambio de nada, pero si que les han intentado chantajear (de nuevo) con ella. No se engañen más. Diálogo, no es ceder siempre, y quizás deba acabarse tanta concesión, entre otras cosas, porque hay vida más allá, fuera de Cataluña, tan, o más necesitados que ellos.
Luego quedan los demás. Los dos extremos, rancios unos y de discursos utópicos los otros, intentando hacerse un hueco, entre el desencanto y el radicalismo de los que van perdiendo la fe; y el centro, esa amplio espacio en el habita tanto votante y del que quieren arrancar su confianza, virando unas veces hacia la izquierda y otras hacia la derecha, acercándose al sol que mas calienta, diciendo lo que la gente quiere oír, para poder así atraerlos. Populismo, puro y duro.
Estamos cansados de cada uno de ustedes. De que nos tomen por tontos, de que nos intenten manipular con discursos carentes de valor. Cansados de que busquen el bien de su partido en vez del bien de su país. Y no me vengan con que las ideas de cada uno, son las que nos harán vivir mejor. Aún no entienden que todos tienen buenas y malas ideas. Que no todos son tan malos ni tan buenos. Que si por una sola vez, escucharán a los demás y reconocieran las bondades del otro, nosotros, los ciudadanos, la gente a la que gobiernan, viviríamos mejor. Pero eso es imposible con la clase de políticos que tenemos. La política nació para poner en común ideas y debatir sobre ellas, eligiendo las que fueran más acertadas, quitando de un lado y poniendo de otro, cediendo todos, para un bien común. Ustedes pueden ser cualquier cosa, menos políticos, y lo peor, están perdiendo la visión de las personas que tienen bajo su responsabilidad, deshumanizando un cargo, al que se le presupone el cuidado de la gente. No atienden nada más que al dictado de un partido que está por encima de todo, y no hacen nada más que atacar al otro, en un intento por demostrar, quien es más malo, malgastando el tiempo que tienen para mejorar nuestras vidas. Y por eso cobran, que es lo peor, ahora y siempre.
Así que, cuando se echen a la calle a pedir votos, recuerden que no somos un rebaño de ovejas. Pensamos, aunque no lo crean, y al contrario que ustedes, sentimos. Por eso les pido, que en esta campaña para las próximas elecciones, dejen de contar mentiras, hagan un ejercicio de RESPONSABILIDAD (aunque esa palabra les venga grande) e intenten ser lo que dicen que son y por lo que cobran.
Gracias, señorías