Cúllar Vega Sound 2022 (pasado)

Ocurrió ayer. Y el ayer por fin se hizo realidad y presente. Dejamos de imaginar expectativas para cumplir deseos, convirtiendo un sábado normal, en uno espectacular. Colgamos de los palos de aquel secadero todas nuestras ganas e ilusiones, dejándonos llevar por la música y la amistad. Fuimos llegando poco a poco, en un goteo incesante, dando vida y color a un día que amaneció entre nubes, pero se iluminó al vernos llegar. Las neveras rebosaban cerveza, dispuestas a saciar nuestra sed, la barbacoa prendió nuestra hambre, y una mesa repleta de viandas nos alimentó. A las dos, los primeros. Vetusta Morla abría el festival. Primeras cervezas, primeras notas, primeros bailes y primeros saltos. Entre bocado y bocado, tarareamos sus canciones, coreando sus estribillos entre trago y trago, y gritos de “guapo” a un cantante al que los años se le han pegado a su cabello, plateándolo. Tras él, Shinova, sustituto de la gran Dj Rizos, de la que no pudimos disfrutar, y a la que estamos deseando ver lo antes posible. Y fue Shinova caldeando el ambiente fresco del interior del secadero, mientras fuera, los bidones acunaban la cerveza que desaparecía conforme subía la temperatura. León Benavente trajo consigo los primeros chupitos de Jager, al que rescatamos del agua helada tirando del hilo. A partir de ahí, todo fue más rápido, otra consecuencia más del alcohol y de estar a gusto. Volaba el tiempo, al que tratamos de atrapar con fotos y vídeos, y lo hicimos retroceder con Dj Muro, que nos transportó hasta aquella época en la que algunos, aún teníamos pelo. Corriendo, corriendo, llegaron los más nuevos, Arde Bogotá, incendiándonos con sus canciones. Mientras fuera, charlas de vida, consejos, necesarios, y más cerveza y chupitos. Dj Choco tomó las riendas, atrayendo a todos al interior, disfrazados o no. Mariachis tétricos, brujas sexis, granjeras regalando paja por doquier, y un monstruo indefinible, todos bailando hasta la extenuación. Llegaron Lori Meyers de la mano del atardecer, y mientras fuera, la luz cerraba los ojos, dentro, un abanico multicolor pintaba nuestros rostros. Emergieron Ellyella, con sus mezclas, llenos de sorpresas, cerrando su concierto con fuegos artificiales, que pintaron la noche de color, e iluminaron nuestros corazones. No hubo mejor forma de recibir a Supersubmarina. Canciones de siempre, que todos conocíamos y nuestros mejores deseos para una banda tan añorada. De aquí en adelante, Fangoria, Dj Pana, Dj Lolo. Todos poniendo de su parte para hacer de la recta final algo inolvidable. Inolvidable quizás sea la palabra que defina el día de ayer. Pero diversión, amistad, y cariño, también lo sean. A mi se me ocurre agradecimiento. Agradecimiento a los que habéis hecho posible un sueño, montando, gestionando, decorando; agradecimiento a los que habéis sido partícipes de este sueño, acudiendo y compartiendo parte de vuestro tiempo, con todos los que allí estuvimos. Gracias por hacernos respirar amistad, beber felicidad, comer ilusión. Gracias por la música, la compañía y por hacer de este Cúllar Vega Sound, algo es-pec-ta-cu-lar.

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Cúllar Vega Sound 2022 (Futuro)

El covid tuvo la culpa. Fue con la pandemia que nació este festival, acurrucado entre las restricciones. Lo amamantamos entre ilusión y necesidad, buscando con él y en él, una vía de escape para aquel desesperante confinamiento. No nos vamos a engañar. Nos dio la vida, y a pesar de ser poco más de 10, lo disfrutamos como si estuviéramos en un gran festival. Llegó el año siguiente y nos dijimos “ ¿porqué no repetir?. Y repetimos, con más ideas, con más gente, con más ganas e ilusión. Volvimos a triunfar, certificando que nos gusta la fiesta y los amigos. Y aquí estamos de nuevo, ampliando cupo, tratando de sorprender a los que vienen por primera vez, y a los que repiten también. Intentando ilusionaros, tratando de hacer que las ganas no os dejen dormir. Se acerca otra edición del Cúllar Vega Sound, la tercera ya, que no la última. Y nuestro mayor deseo es que lo disfrutéis tanto, que el año que viene queráis repetir…

PD: A Jorge, mi hermano. Por su maravaillosa idea de rescatarnos a través de la música.

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El tatuaje

Fue con Vetusta Morla que inicié el viaje. Su canción Copenhague me arrastró a la espiral de la música indie y me arrancó de cuajo de la música cansina que hasta entonces escuchaba. Lo reconozco. Era mucho de pop, sobre todo de joven, aunque también he decir, que la música de antaño, me parece mejor que la de ahora, pero ya sabéis que la música como casi todo en este mundo, es cuestión de gustos. Pero llegó un momento en el que mis gustos comenzaron a cambiar y busqué con ahínco otros sonidos que me llenaran, que me gustaran, y navegué entonces por el heavy, por el rock y pop inglés, el punk, y otros estilos que terminaran por engancharme. Pasaba temporadas escuchando algo que me parecía nuevo pero que con el tiempo me hartaba y no llenaba mi vacío musical. Llegaron entonces ellos (Vetusta), y a través de su estilo, un nuevo universo musical. La sonrisa de Julia, Second, Lori Meyers, fueron los primeros en componer un catálogo que rápidamente se fue rellenando con otros artistas y grupos, y que aun hoy, sigue creciendo. Izal, Full, Shinova, León Benavente. Un abanico de sonidos nuevos que me tocaron el alma y que alimentaron las ganas de conciertos y festivales. La música toma vida en cada uno de ellos, y entiendes entonces la magnitud de lo que escuchas. Y entre estos grupos nuevos, apareció Viva Suecia, con su sonido lento pero potente, sostenido en unas guitarras irregulares, estruendosas, habladoras, inolvidables, que ahogaban hasta la misma voz del cantante, al que había que poner mucha atención para aprenderse sus letras; una batería atronadora, manteniendo un duelo constante con las guitarras, pero marcando el ritmo sin que nadie le hiciera sombra. Sonido y letras diferentes, con un directo para hacerte sudar y no olvidar. Algo diferente, con personalidad propia, con temas inolvidables, muchos de ellos himnos del indie. Y uno de ellos, “A donde ir” marcó mi piel en forma de tatuaje. Para ellos, su mejor tema. Para mi, su mejor tema. Su letra y sonido, son redondos, en todos los sentidos, y por eso me lo grabé, para no olvidar seguir buscando mi camino. Ahora, algunos de estos grupos lo dejan. La mochila pesa cuando llevas mucho tiempo dedicándote a lo mismo, y quizás sea que no son capaces de mantener el nivel, o tal vez la inspiración desapareció. Lo mismo es un poco de todo. Pero se van con dignidad, después de haber cuajado una vida de triunfos, y sin dejar de hacer lo que les gustaba: música indie. Luego hay otros, que quieren más. Más fama, más dinero. Y en el camino, pierden su alma. Reniegan de aquello que los llevó al estrellato, a lo más alto. Con su último trabajo, Viva Suecia han dejado atrás su sonido potente, sus guitarras, su batería, su alma. Y se han rendido al pop, a lo comercial, a las grandes discográficas. Todo aquello que fueron, se ha borrado de un solo disco. Ahora buscan excusas para explicar lo inexplicable, para convencernos y convencerse de que están en su mejor momento. Estoy seguro de que es así. Ahora llegan a más gente, ganaran más, y obtendrán más fama. Todo, repitiendo sonido en distintos temas. Escuchado uno, escuchado todos. Ya no sorprenden, ya no hay guitarras, ya no hay batería. Son una copia más de lo mucho que hay. Viva Suecia, ya no son Viva Suecia. Y llegado a este punto, en el que han alimentado mi decepción con su giro musical, quizás sea un buen momento para que vieran mi tatuaje…

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La parte difícil

Un poquito más de tiempo para tu vida. Eso es lo que cumples hoy. Y años vividos, que en el fondo es lo que cuenta. Una vida tejida entre la familia, los amigos, un matrimonio y un hijo.

Hermanos de aquí y de allí, sin olvidaros a pesar de la distancia, manteniendo un vínculo tan vivo como las diferencias que tenéis. Porque no hay dos formas de ver las cosas iguales. Pero esa es la parte difícil de vuestra unión, y mejor o peor, siempre la salváis. Lo demás, es amor.

Amigos. Unos nuevos, otros viejos. Unos perennes, otros de paso, pero siempre en tu recuerdo, acompañándote en tus fiestas, en tus risas, en tu diversión, pero también en tus llantos, en tus discusiones, en tus decisiones. Quizás la parte difícil era mantenerlos a todos, pero seguro que los que quedan, son los que de verdad quieren estar a tu lado.

Aquel matrimonio fallido, como tantos otros, tan liberador al dejarlo atrás. Años de estancamiento, de malos ratos, de tratar de entender lo inentendible. Tal vez fue esa la parte difícil te todo aquello, pero adherido a lo malo siempre va lo bueno. Conseguiste atrapar tu independencia y comprender la felicidad que se suponía tendrías en el matrimonio. Pero no te fuiste con las manos vacías…

Hubo un fruto de aquella unión, en forma de hijo. Un Ángel inquieto, que hace iluminar tu cara, luchar a diario y alterar tus nervios. Un hijo al que añoras sin remedio y que su abuela cría a su manera. Tal vez esa la parte difícil de esta historia, pero nunca esta solo, y eso es lo más importante.

Y casi al final de esta historia, aparezco yo, casi por casualidad. Y casualidad o no, con nosotros empezó otra historia, cuya parte difícil era romper barreras, pero resultó, que rompimos la primera, y quien sabe si no arrasaremos con alguna más. Mientras eso ocurre, seguirás cumpliendo años, con la familia, con los amigos, con tu hijo y conmigo a tu lado, celebrando arrugas, soplando deseos, regalando sonrisas. Sumarás planes, cumplirás sueños y en un futuro, mirarás atrás y te darás cuenta, de que a pesar de todas las partes difíciles de tus historias, esta, tu vida, ha sido como querías que fuera.

PD: Espero que hayas tenido una entrada fácil a los 40. Ya sabes que yo más…

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