Retornamos, avanzando siempre. Próximos a la lejanía de nuestras vidas, codo con codo con tanta gente distante, y de tan diferente forma de ser. Ubicados en los estantes de nuestro mundo,repartidos por los rincones que llenan nuestras vidas, cobrando más o menos importancia en relación a como nos traten. Buscamos respirar el aliento que nos mantenga vivos, el empujón que nos levante y nos guíe a la felicidad y tratamos de olvidar todo aquello que nos produzca dolor aunque es él, el que da verdadero valor a las cosas buenas. Maduramos, siguiendo el camino que traza la muerte, porque todos desembocamos en ella, y en cada trayecto, descubriremos que no todos los planes salieron bien y que entre creer llevar la razón y realmente tenerla, hay una gran distancia…