Aún no éramos cuñados y ya nos conocíamos. La mejor amiga de mi hermano, compinche de sus fiestas, compañera de noches y de días inolvidables, de días y de noches eternas, así, hasta que el cuerpo aguantaba; su mejor cómplice, el apoyo necesario, amante secreta aunque fuera un secreto a voces. Supongo que estabais destinados a terminar juntos. Porque ya era de la familia antes de que fuera tu pareja. Ahora vivís juntos, compartís vida, tenéis dos hijos maravillosos, Javi y Mario, que os siguen haciendo las noches eternas y los días inolvidables. Haces malabares para sostener cada 6 días a los 2 en pie, encajando trabajo y casa para que siempre huela a hogar. Éramos amigos antes de ser cuñados. Guardaba confesiones y secretos, daba cobijo cuando todavía no había casa, y la mía siempre fue y será la tuya, la vuestra. Porque eso tiene la familia, que lo es por siempre. Hace tiempo que tienes dos: la de sangre y la política, y ambas te quieren. Porque te haces querer. Te recuerdo siempre sonriente, siempre inventando. Nadie como tú para organizar fiestas, y aunque esta lleve tu nombre implícito, no la has organizado tú, pero esperamos que esté a la altura y no que dejes de sonreír. Tengo muchos recuerdos tuyos. La mayoría buenos, solo unos pocos no tan buenos.La culpa pesa y el odio y el rencor aún más. No podemos cambiar el pasado pero si nuestro presente. Así que recordaré siempre lo ocurrido. No por afán de revancha, ni por rencor, sino para no volver a repetirlo. En mi corazón estás siempre, arropada por las cosas que hemos vivido juntos, buenas y malas. Por eso, en tu 40 cumpleaños, “prometo no olvidar”…