No quiero abandonar la cama, cuartel de invierno, refugio de mi y de mis sentimientos. Desde aquí escucho hablar la vida, a esa, a la que me cuesta adherirme, quizás porque el cansancio y la tristeza, me pueden más. El cielo se ha escondido tras unas nubes blancas como yo me escondo bajo las sábanas. El ambiente aplomado y cansino ha detenido hasta el viento que duerme aletargado esperando que alguién lo empuje y pueda volver a volar. Escucho la lluvía hablar, despertando carreras en el caminar de la gente que huyen de ella para que no moje sus vidas y cale sus cuerpos. Desde aquí tumbado veo los tejados de las casas que llevan desde siempre ahí, coronadas por las antenas que las conectan al mundo. Duermo en alto, divisando la calle de mi vida, hoy mojada por el Invierno y helada por la escarcha, pero estoy seguro que mañana seca e iluminada por el verano…